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Hola

Qué hay detrás de Kerry Blue

En Kerry Blue creemos y defendemos un concepto de clínica veterinaria cercana, amable y amigable que transmita un ambiente familiar y tranquilo para nuestros pacientes. Por eso te invitamos a conocernos personalmente y te saludamos con naturalidad y voz propia.

Natalia

Alma máter de Kerry Blue

«Con 5 años tuve claro que quería ser veterinaria, a pesar de lo reticente de toda mi familia: siendo la pequeña de la casa, que me fuese a estudiar fuera no era el mayor deseo de mis padres. Pero yo me empeñé y con 18 añitos agarré el petate y me marché a estudiar a Lugo.

Durante los años de Universidad combinaba mis estudios con prácticas en el Hospital Veterinario Rof Codina. Nunca olvidaré aquellas semanas intensivas de verano en las que pasábamos 7 días enteros con sus 7 noches metidos en el hospital, empapándonos de todo.

Los veranos de los últimos cursos hice prácticas en mi clínica veterinaria favorita, Lindo Pulgoso, donde me enseñaron a amar aún más esta profesión. Y cuando terminé mis estudios, tuve la gran suerte de quedarme a trabajar con ellos. Pero la vida cambia y cada uno debe emprender su camino. Así que decidimos venir a vivir a Oviedo y empecé una nueva experiencia laboral en Clínicas Terán. Durante 4 años formamos un gran equipo, pero llegó el momento de emprender y formar esta pequeña familia que ya lleva más de 10 años llamándose Kerry Blue.

Actualmente dirijo esta pequeña casa en la que nos encanta recibir a vuestros peques. Laboralmente me apasiona la dermatología, campo al que cada vez dedico más tiempo, y soy una fiel defensora de la medicina preventiva.

Aunque esta profesión ocupa una parte muy importante de mi vida, también tenemos tiempo libre que me encanta pasar con los míos: con mis niños, Guille, Claudia y Marcos; y con mis dos perros, Frida y Nano, que, aunque ya son unos abueletes, disfrutan de los fines de semana en la naturaleza o de un buen cine en el sofá los días de lluvia».

Lucía

La perfecta anfitriona de esta casa

«Siempre quise tener un trabajo relacionado con animales y, aunque por circunstancias de la vida, durante un tiempo trabajé en otros campos, tenía claro que convivir con mascotas era mi pasión. Por eso realicé el curso de Auxiliar de Clínica Veterinaria y ya hace ocho años que formo parte de esta familia.

Soy la primera y la última persona a la que ven vuestros peques en la clínica, por eso me encanta recibirles y despedirles con chuches y mimos siempre que puedo para que tengan un buen recuerdo nuestro. Soy feliz cuando veo a algún perro pasar por la calle y pararse en nuestra puerta queriendo entrar, aunque ese día no le toque venir a la clínica. 

En la clínica me encargo del servicio de nutrición, entre otras muchas cosas, y mis compañeras siempre me dicen que soy la encargada del bienestar, porque siempre estoy preocupada de que a los peques no les falte de nada, de que estén lo más tranquilos posible o de arroparles con su mantita cuando están despertando de una anestesia.

Comparto mi vida con las dos niñas de mis ojos: Duna, la mayor, a la que lo que más le gusta en el mundo es echarse a dormir y nos pasamos el día discutiendo para que salga a caminar; y Bumblebee, que es todo energía y es la alegría de la clínica, siempre trayendo sus juguetes para que alguien juegue con ella. Siempre que tengo tiempo me escapo a la naturaleza a pasear con ellas, adoro la tranquilidad»

Lidia

El toque exótico de la clínica

«Me gradué en Veterinaria por la facultad de Santiago de Compostela en el año 2018. Cumpliendo el sueño que tenía desde pequeña de vivir el máximo tiempo posible rodeada de animales. Sólo 2 meses después empecé a trabajar en esta pequeña familia y aquí me he quedado. Soy la benjamina del grupo.

Durante la carrera estuve formándome en diferentes clínicas y/o hospitales veterinarios por Asturias; entre ellos, el hospital veterinario Buenavista y el Nacho Menes.

En el último año me he estado interesando más por otras especies de animales y por eso me decidí a hacer un master en Medicina de Nuevos Animales de Compañía (NACS). Ya tengan piel, plumas o escamas no hay discriminación para nadie, todos son bienvenidos.

Mi fiel compañera es un pequeño mamut llamado Reque, o Requeja si estoy enfadada con ella. Es una pequeña teckel que me encontré en uno de los centros en los que estuve de prácticas. Reque ha tenido bastante mala suerte a lo largo de nuestro viaje juntas. Al poco de adoptarla, tuvo una infección uterina por la que se tuvo que operar de urgencia. Después remontamos un par de años, pero la edad pesa, y aunque no es muy mayor, tiene una insuficiencia cardiaca bastante marcada y está ciega desde hace un par de años. A pesar de ello, hace vida completamente normal, solamente hay que estar más pendiente de sus cuidados y sus chequeos. Nos encanta pasar tardes juntas, sobre todo si hace malo y nos quedamos leyendo en el sofá».

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